HORMONAS MORMONAS. Una está en una edad que ya no puede permitirse el lujo de salir a la calle sin maquillar. En menos de lo que canta un gallo, mi algoritmo de instagram ha pasado de sugerirme fecundaciones in vitro a emplear palabras como perimenopausia. También me incluye publis de apps de pilates pared, incluso tests para averiguar qué tipo de barriga tengo, si de cuarentona en el postparto o de alcohólica. Juraría que yo no he hecho esas búsquedas nunca. En fin, un horror. Me tocará pronto tratar estos temas, pero como suelo llegar tarde a todo, maternidad incluida, aún me siento demasiado jóvena para enfrentarme a asuntos que de momento me suenan a chino. Sin embargo, por mucho que me niegue a verla, esta realidad me llegará más tarde o más temprano y por si acaso me viene bien informarme. Amigas algo mayores que yo en plena cruzada contra el climaterio han pasado de contarme las maravillas del último DIU que quita el periodo a confesarme que están enganchadas al nuevo Ozempic, Wegoby, que tiene nombre de compañía aérea low cost, ante el incremento de kilazos que les ha trae esta década. El último caprichito antiaging de las más pudientes son unos microchips, conocidos como pellets, que te injertan bajo la piel de manera indolora y liberan las hormonas que te faltan a partir de los 50 años. Todo ello bajo prescripción médica, aunque la Sociedad Española de la Menopausia aún no le ha dado el visto bueno. Quienes lo han probado me aseguran que es la pera, que adelgazas a tope y que te sube la líbido a los mil años de matrimonio, cuando tus hormonas son más mormonas que otra cosa. "Te reenamoras de tu marido, doy fe. Ahora Paco y yo (nombre ficticio) tenemos la misma vida sexual que de recién casados. Estamos en plena segunda luna de miel", han escuchado estos oiditos. Leo en un repor de La Razón de mi querida Marta Boira que Isabel Sartorius se lo puso y por eso afinó su figura. Confío en que los ginecólogos te lo receten, incluso que lo cubra la Seguridad Social, cuando me llegue el momento. No me dijeron nada de si te quita los sofocos o los vaivenes emocionales. Lo que no ayuda seguro es a enfrentarte a la adolescencia de tus hijos, que suele transcurrir también en tu cincuentena. He visto la serie Adolescente y estoy bastante impactada. Como una vez leí en alguna parte, la adolescencia es un monstruo que te roba a tu hijo durante unos años y que vete tú a saber cómo te lo devuelve. Me gusta el punto de vista de la serie porque pone el foco no en el asesino, si no en su familia, que es también víctima de sus actos. ¿Son acaso ellos siempre culpables de su comportamiento? La serie, sumada al libro de Luisgé Martín, El odio, sobre el crimen de José Bretón, me hace pensar en la cancelación, tendencia de mierda. ¿Y si lo hubiera escrito Nieves Herrero en una editorial no tan guay? Antes que el verdugo, me resultan más interesantes las madres de esos niños muertos, cómo son capaces de sobrevivir a una tragedia de tal calibre sin recurrir al suicidio, que resulta lógico en estos casos. El libro de Bretón no aporta nada, acaso la confesión pero ya sabíamos que él los había matado. No secuestraría el libro, pero no le daría pábulo alguno. Lo cierto es que prefiero escribir de pellets, vida sexual y menopausia, qué bajón todo.
Cuché Avec Moi
Del Wegoby a microchips que adelgazan y aumentan la libido
Isabel Sartorius.