David Lozano (Zaragoza, 1974) apela a Arthur C. Clarke, uno de los padres de la ciencia ficción, para sentar las bases de esta premiada novela juvenil que nos adentra en las posibilidades y peligros de la inteligencia artificial. Un tema candente por las perspectivas que abre y la incertidumbre de no saber cómo seremos capaces de gestionar este gran avance tecnológico. El terreno está perfectamente abonado para lo literario como bien sabe el veterano escritor, que ya recibió el Premio Edebé en 2018 por Desconocidos, y ha confesado su atracción por las tramas que abordan el aislamiento, lo experimental y la amenaza de lo desconocido.
"Soy fiel en mis libros, los que me conocen saben que me gusta matar en las páginas", dijo con mucho humor cuando la prensa le entrevistó a raíz del galardón. Un cóctel narrativo presente tanto en novelas anteriores de Lozano (Intruso, La puerta oscura) como ahora en La cacería.
La cacería
Premio Edebé de Literatura Juvenil 2025. 284 páginas. 13 € (A partir de 14 años)
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Tres parejas de jóvenes han sido invitadas a participar en VENARI, un novedoso juego de realidad mixta, que combina escenarios reales y contenido virtual, en el que el objetivo consiste en cazar una serie de monstruos digitales en un pueblo abandonado. A pesar de su apariencia inofensiva, la aldea está cercada por un barranco y los organizadores no permiten los móviles ni ningún otro dispositivo que conecte a los jugadores con el mundo exterior.
La competición estará regulada por un programa de inteligencia artificial llamado Moira y el objetivo final consiste en dar muerte a la iracunda mantícora, terrible criatura de la mitología griega con cabeza humana, el cuerpo de un león, y la cola de un dragón o escorpión, capaz de disparar espinas venenosas. Todo ello, planteado, además, como una contrarreloj de seis horas que añade una tensión extra a estos personajes con la adrenalina disparada, cuyo aliciente, son cincuenta mil euros para el vencedor.
La máquina contra el humano
Lozano es consciente de que el exigente público juvenil puede abandonar sin reparos la lectura, pero también apasionarse cuando una buena historia les atrapa. Por ello cuida con mucho detalle la atmósfera de silencio tenso y el perfil de los jugadores que participarán en el desafío. Del tándem formado por un programador y una campeona de videojuegos, al del equipo de la influencer y el gamer guapo e impaciente o el integrado por la periodista treintañera y un ejecutivo de la empresa patrocinadora. Y es que no podemos olvidar que detrás de esta suerte de reality show lúdico se esconde siempre un negocio. El escritor no esquiva el asunto y retrata la ambición de la empresa que ha comprado una aldea en ruinas para convertirla en campo de juego. Una cacería (pues "Venari" significa "caza" en latín) que pretende recuperar la emoción original del combate cuerpo a cuerpo, de matar o morir.
Los capítulos nos acercan el combate de cada pareja con escolopendras, dinosaurios y toda suerte de criaturas que parecen salidas de un bestiario medieval. Pero la primera sorpresa surge cuando estos concursantes descubren que el chip que les injertaron bajo la piel les hace sentir el dolor de las embestidas de los monstruos e incluso provoca heridas reales en sus cuerpos. Y aunque los puntos de energía se les van consumiendo, la excitación de ser los primeros en estrenar el juego, además de la perspectiva del sustancioso premio, puede más que la sensación de peligro que va creciendo página a página.
El punto de inflexión vendrá cuando el empresario que ha convocado la cacería y su equipo técnico perciban un fallo por el que Moira, al estilo del HAL de 2001: Una odisea espacial, ya no responde a las instrucciones. Han caído en la trampa de fabricar una IA demasiado humana y ahora no pueden predecir sus reacciones. Moira obstaculiza la comunicación con los jugadores y aunque algunos deciden tirar la toalla, no les permite abandonar el pueblo. A partir de entonces, la acción se dividirá a uno y otro lado de sala de mandos: de una parte, los participantes cada vez más desgastados por las bestias y las rivalidades internas, mientras que en la trastienda encontramos a los técnicos en plena desesperación al intentar en vano conectar con el exterior.
¿Un futuro posible?
Con la muerte de la primera concursante el resto tomará conciencia de que ya nadie es capaz de controlar a esta máquina que parece seguir una lógica humana, pues protege a sus feroces criaturas con un instinto casi maternal. Los protagonistas pasan entonces de cazadores a presas y, como si estuviéramos en una serie de televisión, irán cayendo mientras el ritmo se acelera, gracias a capítulos cortos de diálogos ágiles y verbos en presente que mantienen al lector en tensión y con todos sus sentidos alerta.
Pero el hombre no siempre es el mejor espejo en el que mirarse y Moira ha descubierto lo que significa la palabra "traición". ¿Cómo explicar a los supervivientes que las reglas se hicieron añicos y que a pesar de vencer a la temible mantícora el juego no se detiene? Lozano maneja con habilidad esta tensión y sólo nos da cierto respiro con algunos pasajes retrospectivos que reconstruyen la génesis del proyecto y reflexionan sobe los peligros de esta tecnología.
En definitiva, La cacería es una entretenida novela cercana al thriller que plantea un futuro quizá no tan descabellado, en el que la inteligencia artificial va más allá de la mera combinatoria para replicar las emociones propias del ser humano. Una historia que nos lleva a la reflexión a la par que revela la buena salud de la literatura juvenil (dato confirmado por el último Barómetro de Hábitos de Lectura que ubicaba a los adolescentes como el sector de población que más lee). Todos los aficionados a las aventuras, el misterio y la ciencia ficción están, pues, de enhorabuena.