Europa llevaba tiempo viendo cómo la ultraderecha ganaba fuerza entre el voto joven. Hasta que Alemania sacó las urnas

  • Die Linke ha sido el partido con más peso entre los jóvenes de 18 y 24 años, con un resultado del 25%

  • Su resultado llega en unos comicios marcados por el auge de AfD, que es ya la segunda fuerza alemana

Afdlinke
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No es fácil decidir quién ha sido el protagonista de las elecciones que celebró ayer Alemania, importantes para el país, pero también para la UE por lo que el motor germano representa. Protagonista es Friedrich Merz, llamado a convertirse en nuevo canciller. También Olaf Scholz, en el cargo desde 2021, aunque en su caso por el batacazo que se ha dado en las urnas. Y por supuesto protagonista es Alice Weidel, de la formación de ultraderecha AdF, que se ha convertido en el segundo partido en número de votos.

En el nuevo mapa electoral destaca sin embargo otro nombre que contradice el discurso que asocia el auge de los grupos de extrema derecha con su éxito entre los jóvenes: Die Linke, formación situada a la izquierda del SPD y que ha logrado un apoyo más que contundente entre los votantes de 18 a 24 años.

Una noche sin sorpresas. Si algo demostraron las elecciones de EEUU es que los sondeos no siempre dan en el clavo. Solo unos días antes de la cita en la que Trump se impuso con claridad a Kamala Harris había aún encuestas que vaticinaban la pugna electoral "más ajustada del siglo". Para respiro de los estadísticos, en Alemania ocurrió lo contrario: no hubo sorpresas

sO no al menos en las posiciones principales.

Tres pinceladas. La noche electoral se define con eso: tres pinceladas. Desplome de los socialdemócratas (SPD). Subida histórica de la ultraderecha (AfD), que se convierte en segunda fuerza. Y victoria de los conservadores (CDU), que ven cómo la alianza CDU/CSU y SPD es suficiente para auparse a la cancillería sin necesidad de subir más siglas al barco, algo facilitado en gran medida porque (al menos con los resultados provisionales en la mano) la izquierda del BSW y la liberal FDP no sumaron los votos necesarios para entrar en el Bundestag.

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¿Cómo se traduce en cifras? El 23-F alemán puede medirse en votos contantes y sonantes. O en porcentajes, que probablemente resultan más elocuentes. El SPD de Scholz pasó del 26% de los comicios de 2021 a apenas un 16,4% ayer, una curva descendente que dibujaron también los Verdes y el FDP. Subió el CDU/CSU, del 24% de hace cuatro años a un 28,5%, y sobre todo disparó sus apoyos el AfD, que firmó el mejor resultado de la extrema derecha desde la Segunda Guerra Mundial.

Si en 2021 la formación ultraderechista tenía una huella de apenas el 10%, ayer disparó su respaldo hasta el 20,8%, con 10,3 millones de votos, marcando así un sorpasso histórico sobre los verdes, FDP e incluso el SPD, tres grupos que la superaban con cierta holgura en sufragios hace cuatro años.

La otra protagonista: Die Linke. Si hubo una sorpresa fue probablemente la protagonizada por Die Linke, grupo situado a la izquierda del SPD y que suele asimilarse con la extrema izquierda alemana. Sus raíces se remontan en parte al SED de la Alemania del Este. Anoche la formación de Heidi Reichinnek logró disparar sus respaldos, sobrepasar los 4,3 millones de votos y rozar el 9% de los apoyos frente al 4,9% de 2021.

No está mal si se tiene en cuenta que en 2021 estaba considerablemente por debajo de los liberales, hace solo unas semanas había aún dudas de que pudiera sobrepasar la barrera del 5% necesaria para ganarse un hueco en el Parlamento alemán y que su base electoral se vio resentida por la escisión y división del voto del BWS. Si por algo importan los resultados de Die Linke en las urnas es sin embargo por lo que muestran cuando se coge la lupa y baja al detalle.

¿Y qué dicen los detalles? Varias cosas. Primero, que en un tablero político en el que la suma de las fuerzas de derecha CDU/CSU y AfD ha ganado peso claramente, pasando del 35% de los apoyos hace cuatro años al 49% de ayer, Die Linke parece haber dado con la fórmula para nadar a contracorriente.

La gran pregunta es… ¿Qué votantes ganó? No es una cuestión menor porque oculta otra de las grandes conclusiones de la noche: a pesar de los estudios que demuestran que el apoyo a la ultraderecha ha crecido entre los jóvenes en la UE, Die Linke, situada en las antípodas ideológicas de AfD, logró un amplio respaldo justo entre los votantes de menor edad, los que se estrenaban en las urnas o no llegaban a 25 años.

Arrastrando a los jóvenes. Los datos muestran que Die Linke se nutrió sobre todo de antiguos partidarios del SPD y los Verdes, pero que sobre todo se hizo fuerte entre los votantes más jóvenes, los que tiene entre 18 y 24 años. Los gráficos de DW muestran que en esa franja aglutinaron el 25% de los apoyos, por encima del 21% del AfD (la segunda fuerza) y a distancia del SPD (12%), CDU/CSU (13%) y verdes (11%).

Su discurso convenció también en la horquilla de los 25 a 34 años, aunque en esa franja se registró un mayor apoyo a formaciones de derechas. CDU/CSU logró el 17% y AfD el 23%, frente al 15% registrado por la formación de extrema izquierda. Su apoyo se va diluyendo a medida que avanza la edad de los votantes, hasta quedarse en  un 5% o incluso un 4% entre los alemanes de 45 años en adelante.

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Desmontando mitos. El partido de extrema derecha brilla sobre todo en la franja de 35 a 44 años, en la que acapara algo más de la cuarta parte de los votos emitidos. En concreto su peso en esa horquilla fue de alrededor del 26%. El dato es interesante porque ayuda a entender mejor el voto juvenil y dónde gozan de mayor respaldo las fuerzas situadas en los extremos ideológicos.

Las diferencias de hecho van más allá de la edad: Die Linke obtuvo un 3% más de respaldo entre las mujeres que los hombres (al contrario que AfD, mucho más apoyado por ellos) y también consiguió más papeletas por parte de los votantes con mayor nivel educativo. Entre los alemanes con formación superior, Die Linke contó con el 11% de apoyos, mientras que entre los votantes con menor titulación fue apenas el 5%.

Importa el quién… y dónde. Los datos electorales muestran otra realidad interesante: cómo se reparte el respaldo regional de los partidos. La AfD se ha hecho claramente fuerte al este de Alemania, en los estados de Brandeburgo, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia, pero curiosamente en la capital, Berlín, el dibujo es bien distinto.

Allí en el mapa destacan los colores de Die Linke. En puntos como Neukölln, un barrio berlinés con un peso importante de la inmigración y un paso de luchas obreras, por ejemplo, ha logrado disparar sus apoyos.

¿Por qué es importante? Lo que pasa en Alemania es importante por varias razones, incluidas el peso que tiene en Europa y el rol que deberá asumir Merz (si  finalmente logra convertirse en canciller) en una UE que ve cómo se tensa y aleja la relación con su gran aliado trasatlántico, EEUU.

Sin embargo, las elecciones de ayer en Alemania se plantaron como algo más: un termómetro del apoyo de la ultraderecha en el viejo continente, una prueba en la que incluso llegó a implicar personalmente un Elon Musk convertido en gran aliado de Donald Trump y quien ha mostrado su apoyo claro a AfD.

Las preguntas. ¿Rentabilizó AfD el apoyo de Musk? ¿Le penalizó? ¿Ha mostrado Die Linke, con su discurso, la visibilidad de su líder Heidi Reichinnek en TikTok y capacidad para arrastrar votos, el camino a seguir a otros partidos de Europa? ¿Podrá siempre el resto del arco político activar su cordón sanitario frente al AfD? ¿Tiene realmente el peso que creíamos la ultraderecha entre los jóvenes?

La jornada de ayer deja un buen número de preguntas botando. Y también una evidencia: la jornada, efectivamente, parece haber dejado un fortalecimiento de los extremos ideológicos en Alemania que pilla al centro con el paso cambiado.

Imágenes | Conceptphoto.info (Flickr) 1 y 2, AfD (X) y Die Linke (X)

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